Aunque su población se ha reducido considerablemente en los últimos siglos, Garrovillas gozó en el pasado de una relevante posición en la provincia de Cáceres. Prueba de este pasado es la importancia y belleza del patrimonio que conserva. Algunos de sus monumentos se hallan actualmente, como en una antigua ciudad sumergida, bajo las aguas del Embalse de Alcántara. Prepárate para un placentero viaje que empieza en los abundantes restos prehistóricos hallados en sus tierras, hasta interesantes construcciones contemporáneas que han contribuido a aumentar aún más su encanto, alimentado por la leyenda.
Aquí tienes algunos secretos para saber qué hacer en Garrovillas de Alconétar. No te llevará mucho tiempo visitarlos antes de continuar el recorrido por la Extremadura más fascinante.
Restos prehistóricos y romanos en Garrovillas.
Algunos de los restos prehistóricos encontrados en Garrovillas en el siglo XIX son tan significativos que se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional y fueron expuestos en 1878 en la Exposición Universal de París. Otros, que se han quedado más cerca de su “hogar”, pueden verse en el Museo de Cáceres.
La mayoría de ellos fueron encontrados en los dólmenes de Guadancil y Cerro Garrote. Algunos de estos sepulcros megalíticos fueron trasladados desde su ubicación original para evitar que quedasen sumergidos en el embalse, aunque otros yacen hoy bajo las aguas y, en épocas de sequía, cuando el nivel del agua es muy bajo, aún salen a la luz.
También ha llegado hasta nuestros días un castro celtibérico que fue posteriormente ocupado por los romanos, actualmente conocido como Turmulus. De la época romana, la construcción más conocida es el Puente de Mantible, originalmente situado sobre la Vía de la Plata para cruzar sobre el Tajo. Es uno de los puentes en arco segmentales más antiguos del mundo, declarado Patrimonio Histórico y fue movido piedra a piedra a otra ubicación cuando se construyó la presa de Alcántara.
Qué hacer en Garrovillas de Alconétar: Monumentos destacados.
Sin duda, el espacio más conocido y representativo de Garrovillas es su amplia y luminosa Plaza Mayor del siglo XV: 4.000 metros cuadrados que la convierten en una de las mayores de España. Está declarada Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional y cuenta con 65 arcos y 103 ventanales excelentemente conservados. Entre las casas que la flanquean, aún se conservan dos viviendas también del siglo XV.
Una de ellas, quizá el que más llama la atención, es el antiguo Palacio de los Condes de Alba de Liste, antigua residencia nobiliaria que fue transformada en hospedería. Las sucesivas reformas que se han ido ejerciendo en su fachada renacentista con influencias mozárabes han variado su aspecto original. Sin salirte aún de la plaza, también llamará tu atención el Corral de Comedias, que a pesar de tratarse de una construcción contemporánea fue diseñado a imitación de los del Siglo de Oro.
Otro tesoro del siglo XV que guarda celosamente Garrovillas es la Iglesia de San Pedro Apóstol, un hermoso templo de estilo románico y gótico. Su apariencia recia y poderosa nos revela que fue en el pasado un templo-fortaleza. En su interior alberga una gran cantidad de sepulcros, inscripciones y escudos heráldicos, además de un precioso retablo renacentista y un órgano del siglo XVIII.
Aunque este órgano palidece si lo comparamos con el de la Iglesia de Santa María de la Consolación: un espectacular instrumento de incalculable valor, considerado el más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa. Esta iglesia, que terminó de construirse hacia el año 1520, destaca por la pureza de sus líneas y la armonía de sus proporciones.
En las cercanías de la Villa, los amantes del romanticismo y la Historia, quedarán atrapados por la misteriosa belleza de las ruinas del Convento de San Antonio de Padua. A pesar de su ruinoso estado, sigue conservando intacta su presencia imponente y su deterioro contribuye aún más si cabe a producir una profunda impresión en quien lo contempla. El que aún se mantiene en funcionamiento es el Convento de las Monjas Jerónimas, construido sobre una casa señorial del siglo XVI y donde las religiosas fabrican unos exquisitos dulces muy apreciados.
Por último, hay otros dos lugares llenos de encanto que no debes dejar de visitar. Uno es el Barrio Judío (“Los Castillejos”), con la tradicional disposición en calles angostas y sinuosas, donde el estilo gótico y el mudéjar configuran un típico conjunto de gran belleza. El otro, con una apariencia impactante y como salida de una antigua leyenda, es la Torre de Floripes, que emerge de las aguas del pantano como orgulloso testimonio de la importante fortaleza de la que forma parte, sumergida en su práctica totalidad.
Otra de las cosas que hacer en Garrovillas de Alconétar es asistir a alguna de sus fiestas más populares y pintorescas. La de San Antón, el 17 de enero, y la de San Blas, el 3 de febrero. Durante ambas se despliegan folclore y tradición por las calles y la plaza de Garrovillas de Alconetar.