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Qué hacer en Puebla de Alcocer.
Situado en la provincia de Badajoz, el municipio de Puebla de Alcocer tiene algo muy especial, que lo convierte en un lugar de terrible belleza, donde agua y luz son las protagonistas. El embalse de La Serena-Zújar es el más grande de España y el segundo más grande de Europa: una enorme masa de agua cristalina, destelleando bajo el sol de Extremadura. El terreno adyacente, de suaves ondulaciones y sin árboles, constituye la llama Serena Esteparia, 100.000 hectáreas de terreno de agua y llanura que crean un paisaje impactante y casi infinito.
Y en medio de este lugar casi irreal, el Castillo de Alcocer es el promontorio ideal desde donde contemplar este entorno impresionante. Además de ser, claro está, uno de los símbolos distintivos de la población.
Te contamos qué hacer en Puebla de Alcocer para disfrutar de toda su belleza.
QUÉ HACER EN PUEBLA DE ALCOCER: BELLEZA MONUMENTAL Y PAISAJÍSTICA.
En un principio, Puebla de Alcocer estaba situada en el llano, en la zona hoy conocida como “Aldeavieja”. Posteriormente se trasladó a su emplazamiento actual, buscando la proximidad y protección del castillo y amurallándose con un muro de piedra del que aún quedan algunos restos.
Vestigios neolíticos, restos romanos y cartagineses, dan testimonio de que ha estado poblada desde tiempos remotos.
El Castillo.
Construido entre los siglos XII y XIII, domina orgullosamente todo el terreno circundante, que se le ajusta como un marco a una sencilla obra de arte. Al no haber ningún obstáculo que impida la visión, permite observar un horizonte que se pierde donde la vista ya no es capaz de alcanzar. Por ese motivo es una de las atalayas más importantes de Extremadura. No deberías dejar pasar por nada del mundo la oportunidad de disfrutar de esta visión y de una de las puestas de sol más hermosas que sin duda habrás visto jamás.
Recorre sus murallas, atraviesa el patio de armas, recréate con sus almenas y experimenta la sensación de divisar el mundo a tus pies desde lo alto de la fabulosa Torre del Homenaje.
El Casco Antiguo.
Algo imprescindible que hacer en Puebla de Alcocer es perderse por sus estrechas calles: empinadas, empedradas y llenas de un encanto antiguo, difícil de definir, te sentirás en otro tiempo. Balconadas, pasadizos, arcos, casas solariegas, fachadas blancas, hornos antiguos… Configuran un lugar que te atrapará sin remedio.
Si subes hasta “Las Espeñas”, en el límite del pueblo, podrás disfrutar de unas maravillosas vistas del castillo.
Monumentos religiosos.
Construida sobre una mezquita árabe, la Iglesia de Santiago data de los siglo XI a XII. Su exterior, de estilo románico-mudéjar es muy sencillo, de lineas simples y un resplandeciente encalado blanco. LLama la atención su fachada norte, de estilo plateresco y labrada en piedra. Aunque su magnífico retablo fue destruido, conserva unos impresionantes frescos iconoclastas del siglo XIII, descubiertos en la restauración a la que la iglesia fue sometida en los años 90.
El Convento de la Visitación, a las afueras del pueblo, fue construido a mediados del siglo XVI, desmantelado y abandonado durante la Guerra Civil. Entonces comenzó un proceso de ruina y deterioro que no ha podido restar un ápice de belleza a su claustro de doble arcada con columnas de granito. También conserva restos de su portada plateresca y hoy numerosas aves anidan en él.
El Convento de San Francisco también fue abandonado durante el siglo XIX, albergando actualmente el museo etnográfico y el albergue municipal.
También es muy llamativa por su escabroso y casi imposible ubicación la Ermita de Nuestra Señora de los lares, más conocida por su aspecto como “La Virgen de la Cueva”.
El Gigante de la Puebla de Alcocer.
Puebla de Alcocer ha sido también tierra de gigantes y no en un sentido metafórico. Allí nació Agustín Luego Capilla en 1849 que llegó a ser uno de los hombres más altos de la Historia, con 2,35 metros, aunque murió prematuramente a los 26 años.
Trabajó en vida como reclamo publicitario para un circo y el Dr. Velasco le ofreció un sueldo de 2,5 pesetas diarias si le cedía su cuerpo una vez que falleciese. La que vino después fue una historia un tanto tétrica que puede leerse en la novela “El hombre que compraba gigantes” y que acabó con el esqueleto de Agustín en el Museo Antropológico de Madrid.
En Puebla de Alcocer se creó un Museo del Gigante en las dependencias de la casa de cultura, donde podrás ver entre otros objetos una bota del número 52 que perteneció a este hombre legendario.
Algo que hacer en Puebla de Alcocer que, sinceramente, no podrás hacer en ningún otro lugar.